3 de agosto de 2010
Esta mañana hemos decidido que nos íbamos del B&B en el que hemos dormido, aunque eso nos obligara a dejar el equipaje en el coche mientras hacíamos la visita a las Islas Aran, más concretamente a la mayor de las islas: Inishmor.
Hemos salido rumbo al puerto hacia las nueve de la mañana tras un desayuno normalito de tostadas con mantequilla y mermelada y un café con leche, para romper con la monotonía de los desayunos irlandeses.
Al regreso hemos encontrado el coche intacto y hemos emprendido camino hacia la zona de Connemara, una región donde el agua y la tierra se mezclan de una forma que no habíamos visto nunca, lo que a veces te hace dudar de si lo que ves es una lengua de mar dentro de tierra o un lago. La carretera, estrecha como siempre, da vueltas y mas vueltas hasta que pierdes por completo el sentido de la orientación y la medida de las distancias. Una sensación de estar fuera de cualquier sitio te invade y deseas encontrar un pueblo para saber que no estás en otro planeta.
Como siempre nos sucede no cuesta decidir donde pasar la noche y vamos avanzando kilómetros hasta que la hora nos obliga a tomar una decisión. Hoy hemos tenido mucha suerte, ya que hemos parado en un hotel en medio de la nada y ha resultado ser un sitio encantador con un ambiente muy especial, una decoración muy heterodoxa y recargada pero que no está fuera de lugar, y además con una buena cocina, ya que hemos cenado de lujo. Las vistas del lago Kylemore desde la habitación son fantásticas y la habitación muy grande y limpia. Que más se puede pedir? Claro, que tenga internet!
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