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miércoles, 24 de agosto de 2016

Repúblicas Bálticas:Helsinki en tranvía

Hoy teníamos el día completo para descubrir Helsinki, y lo hemos aprovechado al máximo, hasta que las fuerzas nos han abandonado.
Hemos madrugado, como casi siempre en vacaciones, y antes de las ocho y media ya estábamos en el restaurante del hotel escogiendo un buen desayuno del buffet. Con el estómago lleno hemos salido en dirección al puerto para coger el transbordador que nos debía llevar hasta la isla de Suomenlinna. De camino hemos entrado en la oficina de turismo donde nos han aconsejado que sacáramos un pase para el transporte público de 24 horas que nos permitiría además de ir a la isla, utilizar todo el transporte público de la ciudad de forma ilimitada. La oferta es muy atractiva, ya que en lugar de pagar  los cinco euros del transbordador por un viaje, solo debemos pagar ocho para todo un día.
Satisfechos de nuestro hallazgo llegamos hasta el puerto que a esta hora de la mañana está muy animado gracias a todos los puestos de comida, frutas, verduras y artesanía que ya están preparados para un nuevo día. 




Encontramos sin dificultad el lugar de salida del transbordador, que tiene una frecuencia de salida de 20 minutos y tarda unos 15 minutos en cubrir el trayecto hasta la isla.
Toda la zona está plagada de islas e islotes de todos los tamaños que los grandes ferris que cubren los trayectos a Tallin, San Petersburgo o Estocolmo entre otros, esquivan con insultante facilidad.
Mañana, cuando nos dirijamos a Tallin, lo veremos más de cerca.





La isla de Suomenlinna en realidad son cuatro islas unidas por puentes y sólidamente fortificadas con numerosos bastiones y defendidas con gran cantidad de cañones, de los que han dejado un puñado de muestra. La primera fortificación data del siglo XVIII y se construyó por orden de los suecos, ya que en aquella época Finlandia era territorio de la corona sueca y pretendía evitar que los rusos invadieran Helsinki. Más adelante, cuando el país pasó a ser territorio ruso, fueron estos los que usaron la isla, aunque orientaron sus cañones hacia el oeste en lugar de hacia el este.
Cuando Finlandia se independizó a principios del siglo XX todavía tuvo la isla su importancia estratégica durante la Segunda Guerra Mundial. 
Hoy en día está declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO y es un sitio idel para pasear hacer un picnic o aprovechar los cafés o los restaurantes distribuidos por todo él recinto.






Después de patear toda la isla y recuperar fuerzas con unos bocadillos volvemos a la ciudad para abarcar todo lo que podamos en una tarde. Para ello usaremos los tranvías 2 Y 3 que se complementan recorriendo en modo circular toda la ciudad.
Nos hemos convertido en buscadores de tendencias y fisgoneamos cafeterias y tiendas de diseño, que en Helsinki no faltan.





Hoy luce el sol y la ciudad resulta más atractiva y acogedora que ayer. Hasta el edificio de la estación central parece menos amenazador.


Visitamos también la famosa iglesia de Temppeliaukion, excavada en la roca y con fama de tener una acústica excepcional.


Cansados después de tanto caminar, volvemos al hotel para decidir dónde cenamos y prepararnos para cambiar de hotel, ciudad y país. Mañana nos espera Tallinn tras una corta travesía de dos hora y media.















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