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martes, 2 de septiembre de 2014

Segundo día en Kyoto


Hoy hemos previsto recorrer el norte de Higashiyama, del que ayer hicimos el sur. La idea es visitar el templo de Ginkaku-ji, para luego dirigirnos al sur por Tetsugaku-no-Michi hasta el templo de Nanzen-ji. Si nos quedan fuerzas cruzaremos la ciudad hacia el oeste para contemplar el famoso Kinkaku-ji, más conocido como el "Pabellón dorado".
Subimos con ánimos al autobús que en una media hora nos deja en las cercanías del primer templo. Hoy es el primer día en que hemos visto el sol y a las nueve de la mañana y cuesta arriba vemos que el día será muy bochornoso.
Ginkaku-ji fue la residencia que se construyo en el siglo XV un shogun al retirarse. Y a fe que se hizo una bonita casa con unos jardines hermosos. Lo que querría cualquier jubilado.


Cuando murió el shogun la casa se convirtió en un templo budista, uno de los más visitados de Kyoto.


Tiene diferentes jardines, tanto los tipo zen, con la típica gravilla rastrillada con increíble perfección, como los típicos jardines japoneses, con su estanque lleno de carpas, su cascada y sus árboles podados como esculturas vivientes.


Además desde la parte alta del jardín hay unas muy buenas vistas de la ciudad.


Lo que no podemos fotografiar, como en todos los templos budistas, es el interior, ya que esta prohibido y hay una comunidad de monjes. La sensación de caminar descalzo por la madera y los tatamis y el sonido de las oraciones de los monjes, con su repetición monótona que entra en el cerebro como un bálsamo son las experiencias que lleva uno consigo mismo cuando viaja y que son casi imposibles de transmitir a los demás. Hay que vivirlo.
Tras la visita salimos rumbo sur por Tetsugaku-no-Michi, que en nuestro idioma significa "el sendero de la filosofía". Es evidente que con un nombre tan sugestivo no podíamos dejar de recorrerlo, y quizás absorberíamos algo del filósofo japonés Kitaro Nishida que lo recorría a diario ensimismado en sus pensamientos. 
Es un camino que discurre paralelo a un canal, con muchos árboles, cerezos en gran parte, y que resulta un paseo muy agradable. Con un poco menos de temperatura, mucho más agradable.


Al final del camino entramos en el que creemos que es Nanzen-ji, nuestra segunda etapa, pero nuestra ignorancia del japonés nos confunde y entramos en el templo de Eikan-do. Cuando nos percatamos del error ya es tarde, pues estamos dentro. O sea, que a lo hecho, pecho. Y no nos arrepentimos del error, ya que nos encanta.



El error hace que hoy visitemos más templos de los previstos, pero no nos desvía de la siguiente visita que es Nanzen-ji. 
En este caso, también tuvo su origen en una casa de retiro, pero del emperador Kameyama,de allá por el siglo XIII, y después de su muerte pasó a su uso como templo. Al contrario de los anteriores, este es muy grande, empezando ya por su puerta o Sanmom.



Los jardines, para variar, son encantadores. Algunos arces ya comienzan a mudar de color, lo que nos da una ligera idea de lo que puede ser contemplarlos dentro de un mes.


Acabada la visita, debemos coger un autobús que nos lleve del este al oeste de la ciudad, pero como no somos capaces de encontrar la parada adecuada, decidimos bajar hasta la estación central y allí hacer transbordo a otro autobús que nos llevara hasta el Pabellón dorado.
El trayecto se hace un poco largo, pero por suerte el tráfico en Kyoto es bastante fluido. Cuando llegamos nos damos cuenta de que este es uno de los monumentos más turísticos de la ciudad por la cantidad de autocares, taxis y coches que hay en la entrada. De todas formas, como los espacios son muy amplios, y ya no estamos en temporada alta, tampoco tenemos agobios de gente.
La visita en este caso es simplemente para fotografiar el famoso edificio, ya que los jardines son bonitos, pero ya hemos visto otros mejores.




Bastante cansados, después de todo el día caminando con un calor pegajoso, todavía nos quedan fuerzas para ir a la zona de Pontocho, donde dicen que se puede cenar bien, y a veces ver una geisha.


La zona tiene ambiente, hay muchos restaurantes, nosotros somos muy indecisos, y de geishas, nada de nada.


La previsión para mañana es ir al bosque de bambú y a ver los toris de Fushimi-Inari Taisha.






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