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sábado, 6 de septiembre de 2014

De vuelta a Tokyo

Madrugamos bastante para no llegar muy tarde a Tokyo, donde nos quedan las dos últimas noches en este hermoso y sorprendente país. Antes damos cuenta de un colosal desayuno continental que somos incapaces de acabar.
De nuevo nos lleva el microbús hasta el embarcadero y el conserje sale a despedirnos a la puerta del hotel haciendo una reverencia para acabar diciendo adiós con las dos manos. Nunca dejara de sorprendernos esas muestras de respeto y agradecimiento que a nuestros ojos puede confundirse con servilismo, pero que para ellos es algo natural que forma parte de su cultura.
Llegamos sin contratiempos a Hiroshima donde debemos sacar reserva de asiento para los dos Shinkansen que debemos tomar hoy, el primero hasta Osaka y el siguiente hasta Tokyo. Por mala suerte en el primero no hay plazas, por lo que debemos esperar una hora hasta el siguiente, tiempo que matamos paseando las maletas por el centro comercial que existe en todas las estaciones, y comprando algo de comida para el tren, pues no llegaremos a Tokyo hasta las cinco de la tarde.


La estación de Tokyo es un caos de personas arriba y abajo, de líneas de tren y de metro que se cruzan y entrecruzan a cuatro o cinco niveles diferentes y de muchas salidas al norte y al sur. Como es normal escogemos la salida inadecuada, pero damos rápidamente con el hotel. Como hemos visto en muchos sitios, la recepción del hotel se encuentra en el piso 27 y nuestra habitación en el piso 28. Las vistas espectaculares y la habitación pequeña pero práctica y cómoda.


Nos instalamos rápidamente y salimos de tiendas, que es prácticamente lo que haremos el día y medio que nos queda en Tokyo.
Hoy descubrimos un Muji, cadena que tiene un par de tiendas en Barcelona, pero aquí tiene seis plantas, y vende lo mismo ropa, muebles, comida envasada, artículos de viaje y un etcétera muy largo, pero siempre con buen gusto y precios moderados. Tiene un aire Ikea pero en japonés, y esa mezcla nos encanta.
De regreso al hotel cenamos en la zona de la estación y a dormir, que después de doce días las piernas ya pesan.

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