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miércoles, 27 de agosto de 2014

Ueno y Asakusa


Hoy nos levantamos pletóricos después de un buen sueño reparador que nos ha colocado ya en el horario del Japón.
Nuestra intención es visitar el mercado del pescado, pero al llegar a la puerta vemos que la actividad es nula, consultamos la Lonely y, oh maldición !, el miércoles no abre casi nunca. Esto nos obliga a cambiar los planes sobre la marcha, y adelantar cosas que pensábamos hacer más tarde. Vamos a la estación y cogemos nuestra socorrida línea Yamanote, que es la que realiza la circunvalación de Tokyo, para acercarnos a Ueno.


Este barrio tiene dos focos principales de atracción. Por una parte el parque del mismo nombre,en el que se encuentran varios museos, como el Nacional o el de las ciencias, el zoo y varios templos, aparte de un lago lleno de nenúfares. Es un buen pulmón para la ciudad y también permite descansase del ruido de la gran ciudad.


Tenemos la suerte de que mientras estamos pensando si entrar o no al Museo Nacional, una señora a la que no entendemos nada, nos regala dos entradas. Por lo tanto hacemos una visita rápida al museo que guarda joyas arqueológicas de toda la historia del Japón. Es interesante ver el tipo de diseño de piezas de cerámica con más de quinientos años que no desentonarían en una decoración actual. El diseño tradicional japonés tiene algo de minimalista e intemporal que a nuestros ojos lo hace muy atractivo.




Tras la visita al parque vamos a recorrer la zona de Yokocho, la calle que discurre bajo las vías del tren y que constituye un inmenso mercado en el que podemos encontrar restaurantes, pescado, ropa o lo que queramos. Es lo más parecido a un mercadillo de los nuestros, con los vendedores gritando para atraer clientela, aunque evidentemente no tenemos ni idea de sí lo que dicen es algo así como:"cariño mira que algas más hermosas tengo"
Aprovechamos para comer en uno de los chiringuitos que nos llama la atención porque tu mismo te haces la carne en las brasas que colocan sobre la mesa en una especie de cubo. Aunque elegimos un poco al tuntún, acertamos y disfrutamos de una carne muy tierna y sabrosa.



Después de callejear un rato volvemos al hotel a descansar un poco y decidimos ir a Asakusa donde se encuentra el templo más visitado de Tokyo, y quizás de todo Japón, Senso-ji. Llegamos un poco tarde, cuando ya han cerrado las tiendas que rodean el templo,y no hay mucho ambiente, pero la oscuridad del cielo y la lluvia suave pero insistente, junto con la iluminación del templo hacen que la visita tenga su encanto.


Para cenar escogemos un restaurante en la zona que tiene buen aspecto y pedimos un plato de témpura con su correspondiente arroz y la siempre presente sopa de miso. Muy bueno. Hasta ahora el único problema con la comida ha sido escoger el qué y el dónde, pero siempre nos ha encantado todo.
Tras la cena, regreso al hotel y además con una lluvia más intensa que nos obliga a usar el impermeable. Mañana intentaremos de nuevo ir al mercado del pescado.

1 comentario:

  1. Pero el mercat del peix no el vau veure ahir? S'han publlicat al revés?
    Quina sort això de les entrades, a saber que us ha dit la dona, no?! jaja

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